viernes, 15 de junio de 2012

El oficio de enseñar...


Aquí va, un interesante comentario, sobre una de las obras de Edith Litwin, quien con su aporte, nos hace prender algunas luces de alerta sobre los metodos pedagogicos y evaluativos... a ver que opinan...


Edith Litwin
El oficio de enseñar. Condiciones y Contextos
Editorial Paidós, Buenos Aires, 2008.


Edith Litwin es Doctora en Educación por la Universidad de Buenos Aires, investigadora y profesora titular plenaria de Fundamentos de Tecnología Educativa en la Facultad de Filosofía y Letras
(UBA). Es una especialista de prestigio nacional e
internacional, autora de libros y artículos de importante aporte a las Ciencias de la Educación.
En este libro se dedica al estudio de las prácticas
de la enseñanza desde la pasión y el compromiso, profundiza en lo define como el “complejo y
maravilloso oficio de enseñar”.
Inicia el libro con un primer capítulo denominado Escenas y experiencias en contextos reales
donde señala que uno de los objetivos centrales
de todo el texto es reflexionar en torno a cómo
contemplamos la escuela en tiempos reales, en
el contexto de la sociedad contemporánea. Reflexión que propone volver a pensar a la educación como una preocupación centrada en lo polí-
tico, social y cultural haciendo más significativas
las propuestas pedagógicas que den sentido a la
escuela y a los jóvenes.
Propone pensar el presente e imaginar un futuro con el objeto de elaborar nuevas prácticas,
más humanas y solidarias. Ocupa allí un lugar
fundamental la narración. Esas prácticas docentes reconstruyen narrativas significativas, construidas desde una perspectiva moral y política
que permiten entender que las escuelas deberían constituir pequeñas sociedades democrá-
ticas, donde la convivencia y la labor educativa
fueran los escenarios de justicia y transformación social.
Nuevos marcos interpretativos para el análisis de las prácticas docentes conforma el segundo
capítulo y en él la autora presenta tres corrientes
teóricas que durante cinco décadas contribuyeron en el análisis de la problemática de la ense-
ñanza. La primera que pone acento en la planificación o en pensar la clase anticipadamente
(enmarcada en la agenda clásica); la segunda centrada en la reflexión sobre la clase acontecida y
en el valor de esta reflexión en comunidades de
práctica (enmarcadas de las derivaciones de las
psicología cognitiva) y una tercera línea que estudia la clase en su transcurrir, el papel de lo espontáneo, las intuiciones y conformación de una
sabiduría práctica. Desarrolla en profundidad su
análisis dado que las tres orientaciones han sido
inspiradoras para los estudios didácticos y han
generado corrientes diferentes para la formación
docente. Se sostiene en todo el capítulo el valor
de revisar los errores, reconstruir las prácticas y
no abandonar el camino de la práctica reflexiva
para generar buena enseñanza.
A continuación, propone un tercer capítulo titulado: Para pensar los aprendizajes que se
inicia con relatos de la investigación acerca de
la clase inaugural y la clase ilustrada en el aula
universitaria –dirigida por la autora– que buscan
indagar en los recuerdos las huellas que dejan las
experiencias pedagógicas memorables. De estos
relatos –y en el camino de las buenas prácticas–
se desarrollan algunas propuestas para ayudar a
que los estudiantes aprendan: el reconocimiento
del tiempo de aprender; la instalación del tema a
enseñar en la clase y el clima del aula. Respecto a
los tiempos que requiere aprender se relatan las
experiencias de las escuela aceleradoras (Levin,
Estados Unidos), niñas y niños con condiciones
excepcionales; acelerar los tiempos en el nivel inicial. Como ayudas para aprender y trabajar en relación con los obstáculos epistemológicos señala:
el modo de nombrar, titular o instalar el tema, el
contexto, el conocimiento relacional, la jerarquía
y la secuencia; evocar sentimientos, miradas diferentes en torno a un mismo objeto; elaborar
conclusiones, generalizaciones y abstracciones,
aspectos todos basados en una concepción amplia de la cognición.
El clima del aula ha sido otro de los ejes de
experiencias que se relatan y donde se analizan
el lugar del maestro, la creación de códigos y la
relación entre pares en la promoción de la buena enseñanza.
El capítulo 4, Reflexiones en torno a cómo
enseñar, y recuperando el recuerdo del impacto producido por la enseñanza en los profesores
en la investigación de la clase inaugural, pone
en foco a las estrategias innovadoras. Se entiende por innovación educativa “toda planeación y
puesta en práctica creada con el objeto de promover el mejoramiento institucional de las prácticas
de la enseñanza y/o de sus resultados”. Piaget y
Gardner inspiraron con sus teorías acciones para
mejorar las prácticas de la enseñanza. A partir de
sus investigaciones y experiencias la autora menciona algunas preocupaciones en relación a que
la innovación suele favorecerse en aquellas disciplinas que no se consideran centrales, que los
movimientos reformadores de los años noventa

rompieron con las innovaciones que se estaban
produciendo en las aulas y la dificultad de brindar
prácticas innovadoras en la evaluación.
La integración como estrategia, la narración
en la enseñanza, la pregunta y las experiencias
estéticas que activan emoción y conocimiento
ayudarían a pensar el espacio de la escuela como
más creativo y potente para el aprendizaje de los
estudiantes.
En El oficio en acción: construir actividades,
seleccionar casos, plantear problemas plantea
que desde la docencia es permanente la pregunta acerca de cómo hacer para provocar aprendizajes más duraderos, más profundos y que los
estudiantes recuperen el entusiasmo por aprender. Indaga en este capítulo sobre las actividades
para la construcción de conocimiento y dedica
especial análisis a los casos en la enseñanza, el
aprendizaje basado en problemas, la simulación
como estrategia didáctica, el trabajo grupal y la
enseñanza moral.
El capítulo 6, El oficio del docente en el borde del currículo, vuelve a analizar las prácticas
de las escuelas, en especial aquellas que suelen
dejarse de lado en el currículo, las que subyacen a las elecciones docentes y que no son siempre conscientes. Propone que es posible pensar
en espacios de un nuevo tipo en el marco de los
diseños curriculares y lo ejemplifica a través de
los laboratorios de ciencias sociales en el diseño
curricular, en repensar la biblioteca, en el cine
entrando a la escuela, las biografías y el entorno de la clase.
Las tecnologías que heredamos, las que buscamos y las que se imponen aborda las ayudas
en la enseñanza que favorecen la comprensión.
Los docentes suelen pensar que algunos dispositivos, entendidos estos como “herramientas mediante las cuales puede darse a los estudiantes
una experiencia en campo ajeno aunque directa,
de sucesos” (Bruner, 1972:126) pueden ayudar a
esa comprensión. Será necesario que se articulen con los propósitos en los que se inscribe la
acción, la concepción de sujeto de aprendizaje y
la modalidad de enseñanza. Se analizan la tiza y
el pizarrón –como las tecnologías de mayor uso
y poca investigación en la escuela– y las presentaciones o ayudas tecnológicas en las explicaciones del docente.
Al chat en la escuela y a las comunidades virtuales de aprendizaje, le dedica la autora profundo y detenido análisis, especial para compartir con
docentes de distinta formación y experiencia.
A las buenas prácticas de evaluación de los
aprendizajes se dedica en el capitulo 7, El oficio
del docente y la evaluación. Varios son los trabajos de la autora en esta temática de amplia difusión el la formación docente, en este capítulo se
concentra en su análisis desde un marco político,
ético y didáctico, analiza los errores y los aprendizajes escolares, los portafolios, para repensar
las prácticas de evaluar. Desarrolla la evaluación
de proyectos, la evaluación de la institución y de
la enseñanza. Cierra el capítulo con una nueva
agenda para la evaluación: el paradigma de la crí-
tica artística.
La investigación en torno a las prácticas de la
enseñanza propone que esta investigación tiene
como objeto la construcción de nuevas teorías
explicativas y comprensivas que permitan avanzar en el campo de la didáctica científica. La investigación en el aula y la enseñanza que favorece la investigación sobre el oficio de enseñar
cierran el capítulo.
A modo de colofón: cuando las buenas prácticas se suceden cierra el libro de las buenas prácticas. “Las buenas prácticas suceden cuando subyacen a ellas buenas intenciones, buenas razones
y sustantivamente, el cuidado por atender la epistemología del campo en cuestión. Esas buenas
prácticas, teñidas de recuerdos, entrecruzadas
con las voces de otros, esperanzadoras, son las
que se intentan explorar en este libro en el que se
mezclan dimensiones, espacios escolares, vientos
de postmodernidad y también, por que no, nuestras mejores intenciones”.


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